La terapia asistida con animales, especialmente con perros, tiene múltiples beneficios tanto a nivel emocional como físico, social y cognitivo
Desde hace muchos años todos nosotros llevamos escuchando la famosa frase: “el perro es el mejor amigo del hombre”, y es que tiene toda la razón del mundo puesto que se ha ganado a pulso el puesto de compañero más fiel. Nos dan compañía, nos dan cariño, y nos aceptan tal y como somos, sin judgarnos ni ponernos pegas. Pero, además de todo esto, ¿sabías que los perros se utilizan en muchos tipos de terapias físicas y psicológicas con personas?
Este tipo de terapias asistidas con animales son unas sesiones de trabajo en las que, en este caso el perro, ayuda a mejorar la salud y el bienestar de los pacientes. La terapia con perros es muy común en niños, ancianos y enfermos mentales y se basa en el vínculo humano-animal. Los perros son previamente entrenados por profesionales para llevar a cabo diferentes trabajos terapéuticos con este tipo de personas.
Y es que, todos los que tenemos perro en nuestras vidas, sabemos que nuestro mejor amigo peludo es nuestro mejor terapeuta natural, él es el que nos hace reir, nos recarga la energía cuando estamos bajos, el que nos recibe con alegría cada vez que llegamos a casa y el que nos anima en los momentos de bajón.
La terapia asistida con animales, especialmente con perros, tiene múltiples beneficios tanto a nivel emocional como físico, social y cognitivo. Estas terapias se pueden realizar de manera individual o de manera grupal, y se basa siempre en la interacción entre el perro y la o las personas.
La función del perro es muy importante en el área emocional pero también en el resto de áreas que se trabajan en la terapia con perros:
Ayuda a los pacientes a mejorar su movilidad, les incita a moverse, levantarse o andar.
Mejora la memoria a través de ejercicios con el perro.
Aumenta la motivación por relacionarse con las personas y el entorno, mejorando la autoestima y seguridad.
Pero, se podría decir con bastante acierto que, sin la parte emocional de la terapia, el resto de áreas no funcionarían.
En personas con daño cerebral, la terapia con perros una gran ayuda, ya que la interacción con el animal les estimula mentalmente y les mantiene activos. También se ha demostrado que pueden llegar a reducir el dolor de los pacientes recién operados, como sucedió en un estudio realizado en el Hospital 12 de Octubre de Madrid.
En las terapias de perros con niños, la mayoría de las veces el trabajo va mucho más allá de la terapia, ya que se crean vínculos muy fuertes entre la persona y el animal.
El entrenamiento es SIEMPRE en positivo, mirando por el bienestar físico y emocional del animal y respetando sus ritmos de aprendizaje. Consiste en premiar cuando hace algo bien e ignorar cuando no, utilizando como recompensa algo que le guste mucho como las chuches o algún juguete. De esta forma, más que un trabajo se convierte en un juego divertido para el perro.
No son lo mismo los perros de terapia que los perros de asistencia. Los perros de asistencia están entrenados para necesidades específicas, generalmente para personas con discapacidad física o que no pueden ser totalmente independientes. Son, por ejemplo, los conocidos perros guía. Los de terapia se enfocan en el plano psicológico.
No es necesaria una raza determinada para llevar a cabo una terapia con perros, los mestizos también pueden convertirse en perfectos terapeutas. Los perros tienen una capacidad de recuperación y superación que, incluso aquellos que han sufrido y han sido abandonados, son capaces de reponerse de su pasado y ayudar a las personas.
Lo más importante para ser un buen perro de terapia es su forma de ser y su comportamiento, que sea un perro equilibrado, sociable, cariñoso, obediente e inteligente. Los perros inestables, agresivos o con problemas de comportamiento no pueden ser perros de terapia.
Perros tranquilos, mentalmente estables y seguros, capaces de gestionar bien cualquier reacción imprevista por parte del paciente, sobre todo en aquellos con trastornos psicológicos o emocionales.
El paciente debe sentirse cómodo y seguro con el animal y no, por el contrario, sentir miedo.
Es imprescindible para la interacción con las personas que disfruten del contacto social, del juego y las caricias.
Los perros con miedo no son buena opción para una terapia, tienen que ser seguros.
Perros que disfruten del entrenamiento, aprendan rápido y respondan bien a las órdenes.
La motivación y la complacencia son claves para una buena terapia con perros. Al perro le debe motivar su trabajo y gustarle complacer a las personas para desempeñarlo con ganas.
Está totalmente demostrado que la terapia asistida con animales es muy beneficiosa para las personas, además de eficaz.
Reduce el estrés y la ansiedad.
Disminuye la depresión.
Mejora la comunicación.
Aumenta la autoestima y el estado de ánimo.
Trabaja la empatía y favorece el intercambio afectivo.
Reduce la soledad.
Fomenta el contacto social.
Promueve una mayor actividad física.
Potencia el respeto.
Trastornos emocionales o psicológicos
Depresión
Estrés
Ansiedad
Adicciones
Autismo
Asperger
Alzheimer
La terapia con perros es, a veces, la mejor cura. No hay más que ver cómo nos sentimos siempre que están a nuestro lado, nos dan un lametón o nos hacen reír con sus trastadas.