A todos nos ha tocado en algún momento realizar una mudanza, en mayor o menor medida. Y sabemos lo cansado y complicado que puede llegar a hacerse. E igual que a ti, a tu perro también le afecta la mudanza.
A todos nos ha tocado en algún momento realizar una mudanza, en mayor o menor medida. Y sabemos lo cansado y complicado que puede llegar a hacerse. E igual que a ti, a tu perro también le afecta la mudanza.
El cambio de domicilio, suele hacerse por necesidad, y a todo el mundo le resulta estresante, pues a tu compañero peludo le pasa lo mismo. Los nervios, el estrés, ver todo revuelto, no es algo que deje muy tranquilo a nadie, y a él, menos.
Si normalmente debemos planificar lo máximo posible la mudanza, para intentar que sea lo menos traumática posible, dentro de nuestros planes, también debemos contar con nuestro compañero peludo y sus circunstancias.
Aunque estés acostumbrado a viajar, lo que conlleva un cambio de residencia temporal, con tu perro, y él se haya adaptado perfectamente a este tipo de viajes, la mudanza va a suponer un gran cambio, al que habrá que habituarse, tanto tú como él.
Para evitar estresar en exceso y realizar el cambio de una manera más suave para él, intenta continuar con las rutinas del día a día, introduciendo poco a poco, la nueva zona que se va a convertir en su nuevo hogar.
Así que, el cambio se debe hacer con tiempo, poco a poco, y con paciencia, que es la mejor manera de que todo el mundo se vaya adaptando a la nueva situación y circunstancia, y de esta manera, conseguir que el cambio sea menos drástico y dramático.
Partimos de la base de que todos los perros son animales de costumbres y muy territoriales, unos más que otros, y esto habrá que tenerlo en cuenta a la hora de que el compañero se acomode en su nuevo hogar.
Para él, este nuevo hogar no lo considera suyo, ¿por qué?, en él todo es nuevo, no está acostumbrado a los olores y probablemente haya otros perros en el vecindario, que al principio considerará como los dueños del territorio.
Por eso debemos darle grandes paseos, para que conozca bien la zona, y poco a poco se vaya familiarizando con todo lo que le rodea, marcándola e integrando y conociendo todos los nuevos olores.
Es normal que los primeros días se encuentre algo triste y nervioso, probablemente incluso se encuentre un poco temeroso de la nueva zona en la que se encuentra, pero es algo que poco a poco se irá pasando e irá asumiendo cuál es su nuevo hogar y su nueva situación.
En estos momentos, lo recomendable es estar un poco más atentos de lo normal, controlando como se encuentra, dándole mimos y cariño, y teniendo mucha paciencia, hasta que admita la situación como normal.
Puedes notar que a tu compañero le cuesta más separarse de ti, ya que se siente más protegido ante esta situación. Por eso le costará cuando se quede solo en casa, ya que te estará buscando constantemente.
Los periodos de tiempo deben ser lo más cortos posible, siempre que las circunstancias lo permitan, e ir gradualmente aumentándolo, según como veas que se va comportando y asimilando cuál es su nuevo hogar.
Incluso puede llegar a comportarse como no lo había hecho nunca, con ladridos, rompiendo cosas, con llantos… Aquí es importante ser paciente, ya que todo esto irá remitiendo con el tiempo.
Mucho ojo los primeros días, sobre todo en casas con jardín. Recuerda no dejar la puerta de la calle abierta e inspecciona el vallado del jardín, ya que estos primeros días en los que nuestro compañero se habitúa y asimila cuál es su nuevo hogar, puede intentar escaparse para volver a la antigua casa. No sería el primer caso.
Para intentar que el compañero se habitúe, deberías dejar un rincón con todos sus juguetes, comida y agua preparado, para que pueda reconocerlo y así intentar reducir su ansiedad.
Al ir preparando todo para realizar la mudanza, es bueno que el perro esté presente en el proceso de la recogida de todas las pertenencias en cajas. De este modo no se sentirá apartado ni pensará que se está preparando algo a sus espaldas, lo que le pondría más nervioso.
Sin embargo durante la mudanza, no es recomendable que tu compañero esté contigo. Con los viajes de un lado a otro, estar pendiente de la carga y descarga de cajas y empezar a distribuirlas por el nuevo hogar, vamos a estresarlo más que ayudarlo a que se adapte a la nueva casa.
Para ese día, es recomendable que el perro se quede con algún familiar o conocido que pueda hacerse cargo de él durante este trámite. En el caso de no poder hacerlo, siempre existen guarderías caninas que te ayudarán a cuidar de tu compañero peludo.
Una vez que ya estéis instalados, deja que el perro recorra toda la casa, debe investigarlo todo, está en su naturaleza de explorador. Jugar con él, escondiendo sus juguetes para que los encuentre, facilitará este trámite.
Eso sí, no caigas en la tentación de permitirle más cosas de las habituales, es decir, si le permites el primer día dormir en tu cama, para él, será su nueva cama, ya que él no entiende que esta será su cama durante un día o dos.
Además, no querrás estropear esos muebles nuevos que has comprado para vuestra nueva casa, ¿verdad?
Mucha gente no llega a plantearse nunca cómo afecta la mudanza a un perro, incluso habiendo hecho ya alguna, así que esperamos que este artículo te sirva para saber cómo se siente y cómo actuar para que, en esta nueva etapa de vuestras vidas, no se sienta excluido y hacerle el cambio más sencillo.
Siempre puedes recurrir, si lo hay en tu zona, a contar con la ayuda de servicios de mudanzas que sepan tratar con compañeros peludos, para de este modo, ayudaros a hacer más llevadero todo este trámite.
Y por supuesto, las mejores armas que tienes que usar en esta situación, son la paciencia, el cariño y la comprensión, para que todo el proceso pueda ser sencillo y que trastoque lo menos posible a cada uno de los habitantes del nuevo hogar.